Orco

Los orcos, de complexión poderosa, suelen ser solo unos centímetros más altos que la mayoría de los humanos, pero tienen una masa muscular mucho mayor, sus hombros anchos y sus caderas gruesas y musculosas a menudo les dan un andar ligeramente tambaleante. Por lo general, tienen la piel de color verde opaco, cabello grueso y oscuro, ojos rojos y brillantes y dientes que sobresalen como colmillos. Los orcos consideran las cicatrices una marca de distinción y con frecuencia las usan como una forma de arte corporal.

Los orcos suelen vivir en medio de la miseria y el caos constante, y la intimidación y la violencia brutal son el pegamento que mantiene unida la cultura orca. Resuelven las disputas haciendo amenazas cada vez más espeluznantes hasta que, cuando un rival no se echa atrás, el conflicto se intensifica hasta convertirse en un verdadero derramamiento de sangre. Los orcos que ganan estas feroces peleas no solo se sienten libres de tomar lo que quieran del perdedor, sino que también se entregan con frecuencia a humillantes abusos físicos, mutilaciones casuales e incluso asesinatos. Los orcos rara vez dedican mucho tiempo a mejorar sus hogares o pertenencias, ya que hacerlo simplemente alienta a un orco más fuerte a apoderarse de ellos. De hecho, siempre que sea posible, prefieren ocupar edificios y comunidades construidas originalmente por otras razas.

Los orcos admiran la fuerza por encima de todas las cosas. Incluso los miembros de razas enemigas a veces pueden ganarse el respeto a regañadientes de un orco, o al menos la tolerancia, si le rompen la nariz suficientes veces.

Los orcos miran a los enanos y elfos con una extraña mezcla de odio feroz, resentimiento hosco y un dejo de cautela. Respetan el poder y, en cierto modo, entienden que estas dos razas los han mantenido a raya durante incontables eras. Aunque nunca pierden la oportunidad de atormentar a un enano o elfo que cae en sus garras, tienden a proceder con cautela a menos que estén seguros de la victoria. Los orcos descartan a los medianos y gnomos como débiles que apenas valen la pena esclavizar. A menudo consideran a los semielfos, que parecen menos amenazadores que los elfos de pura sangre pero tienen muchas características élficas, como objetivos particularmente atractivos. Los orcos ven a los humanos como una raza de ovejas con unos pocos lobos viviendo entre ellos. Matan u oprimen libremente a los humanos demasiado débiles para defenderse, pero siempre vigilan la salida más cercana en caso de que se encuentren con un humano formidable.

Los orcos miran a los semiorcos con una extraña mezcla de desprecio, envidia y orgullo. Aunque más débiles que los orcos típicos, estos mestizos también suelen ser más inteligentes, más astutos y mejores líderes. Las tribus dirigidas, o al menos aconsejadas, por semiorcos suelen tener más éxito que las dirigidas por orcos de pura sangre. En un nivel más fundamental, los orcos creen que cada semiorco también representa un orco que ejerce dominio sobre una raza más débil.

Los orcos tienen pocas cualidades redentoras. La mayoría son violentos, crueles y egoístas. Conceptos como el honor o la lealtad suelen parecerles extraños defectos de carácter que tienden a afligir a los miembros de las razas más débiles. Los orcos no solo son malignos, sino también caóticos, aunque aquellos con un mayor autocontrol pueden gravitar hacia el legal maligno. Los orcos rezan a los dioses del fuego, la guerra y la sangre, a menudo creando "panteones" tribales al combinar estos aspectos en conceptos orcos únicos.

Los orcos suelen abandonar sus tribus solo después de perder en una lucha por el poder. Al enfrentarse a la humillación, la esclavitud o incluso la muerte a manos de los de su propia especie, optan por vivir y trabajar con miembros de otras razas. Los orcos que no logran controlar su temperamento y el impulso instintivo de dominar rara vez duran mucho una vez que se ponen en marcha por su cuenta. Aunque los orcos que se las arreglan para salir adelante en otras sociedades a menudo disfrutan de los lujos y las comodidades que estas sociedades pueden brindar, todavía tienden a soñar con regresar a casa, tomar el poder y vengarse.